Es difícil imaginarse a alguien que no haya sido interpelado sobre su viaje al mundo de la dualidad gaseosa cuando se está distraído o simplemente fuera de la realidad. Intentando buscar el origen de esta inquietud planteada en el título de este comentario, debo decir que la primera vez que quise pegarme un viaje (¡sin ganja para los golosos!) fue al momento de saber acerca del presupuesto familiar y las prioridades que aquello conlleva.
Yo no podía tener el cassete que quería y menos una radio con el cd para iniciarme en la era digital; el cumpleaños de mi primo en décimo grado superó el gran carrete de mi vida y más adelante tuve que contar las monedas para irme a mi casa y retirarme dignamente cuando el carrete en la U estaba en la cresta de la ola, se acababan las birras o urgía más hielo.
En un plano más espiritual, diría que BILZ y PAP se vino a mi mente cuando sentí que la caída era tan dolorosa que no podía levantarme. La nostalgia del no sentir, no extrañar y sólo vivir es intensa. Los días pasan lento en la adultez y cada hora de las 24 pueden ser determinantes. En cambio cuando estaba flotando en el ying/yang de la CCU todo es más rápido y placentero.
Pero recurriré a un dicho quinceañero.
SI ANDAI BOTELLA CÓMPRATE UNA LATA… (Y SI LA LATA ESTÁ OXIDADA BÓTALA Y COMIENZA A CAMINAR SIN PESO ALGUNO para saber que el vacío no existe y si ahora bilz y pap son un anhelo mañana serán parte del pasado)
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