21 de febrero de 2006

Three Days of tripping


El rumbo gitanesco de mi existencia tomaba color hacia el norte. Mi viejo lleva más de dos años trabajando en Chuquicamata y mi vieja decidió seguirlo, al contrario de la mayoría de las Penélopes.

Para el cambio de casa aperamos el jeep: cuatro personas más un saco de papas, duraznos, tomates y un melón gigante, ahora convertido en mermelada y ropa.

Agua Mineral, bebidas y pan, además de los infaltables huevitos duros.

Mi hermana, reticente al viaje, bajó mucha música para su “pendrive” y así resistimos los ataques tropicales-cebolleros mis viejos, quienes como pilotos se apoderaron de la radio.

Hicimos un arito para almorzar antes de llegar a La Serena en una de esas picás de camionero frente a la costa. Nada más rico que disfrutar de un pescadito mirando esas playas tan piolas, donde te dan ganas de escuchar Air o sólo el bamboleo de las olas.

Y posteriormente seguimos hasta Copiapó donde el sueño nos venció.

Tamburrino y Cadima son una alpargata

Llevaba un día y una noche viajando rumbo a Calama con mi familia y el norte ya me había cautivado de manera conmovedora. Bahía Inglesa, Chañaral, esa combinación de playa y desierto es alucinante (parecía asiática sacando fotos en todas partes) hasta que llegué a la famosa mano que surge desde la tierra como un grito desesperado por respirar. Fijo tenía que hacer click en ese momento y me encuentro con la ordinariez más grande de la vida.

Esta escultura, que también tiene copia en la toptoptop playa de Punta del Este, estaba totalmente rayada o graffiteada por viajeros que no conformes con disfrutar de ese lugar tenían que incluir su "chapa".

O sea de qué sirve admirarse con el castigo que la ley peruana le dio al par de lelos que rayaron el muro incaico el año pasado si en Chile "los eruditos" que plasman su creación en la Biblioteca Nacional o lugares tan inspiradores en nuestro desierto siguen y seguirán pensando que el spray se puede colocar en cualquier parte y que incluso dichos lugares se simula un wc y le hedor tras la mano y en los escalones de para ingresar al gran archivo bibliográfico del país.

Por esta razón invito a la Familia Fredes Ossandón de Illapel; Freddy y Gladys; Sergio y Mary, quienes disfrutaron al igual que yo del entorno nortino y comprendan que un viaje es más placentero cuando no se interviene sobre una obra de arte, que embellece nuestros paisajes y nos debe enorgullecer como chilenos.

No hay comentarios.: